Que no me da la gana pasar media vida buscando esa frase que tal vez ni exista - Extremoduro.

Predicciones o el poder del subconsciente.

sábado, 30 de abril de 2011 by Chio Eme
Y qué le voy a hacer, si hasta que no siento que me ahogo y me falta el aire no me siento viva: es en esa lucha por mantenerme al borde, al filo de lo seguro – casi rozando lo dañino y perverso – donde me encuentro en mi salsa para bailar con los suspiros, los que dejé escapar y no echo de menos.
Me gusta perderme e irme muy lejos, tan lejos que me pierdo de vista a mí misma, a mi coherencia. Me pierdo y me dejo a un lado porque quiero encontrar un lugar inexplorado, inmaculado, virgen, libre de todo pensamiento y de toda idea perjudicial. Un lugar sin reposacabezas, donde colgarlas en una percha para pasear más libremente. Un inmenso espacio donde poder contemplar mis sueños – existen – bañados por un mar en calma, manso y adormilado. Ese lugar azul, grisáceo, cristalino, construido por vidrieras transparentes, me asegura la continuidad del consuelo, del reposo, de la posibilidad de evocar energía humana y miradas.
Despiértense las almas, y anímense a bailar. Un lugar donde verlas bailarse y contemplarse asombradas por todo el calor que desprenden; por las explosiones y fuegos que provocan. Como la lava de un volcán tanto tiempo reprimida y que por fin se desvoca, extasiada al encontrar una forma de expresión propia. Quiero ir a ese lugar y contaminarlo de mis emociones. Ver competir mis nervios por avivar la caldera que mantiene en marcha mi motor.
Pongámonos salvajes y bebámonos la noche a sorbos grandes, porque es cómo se bebe algo cuando el ansia te supera, cuando te pueden las ganas. Dedíquemonos a esquivar las decisiones correctas, cometamos unos cuantos errores. Perjudiquémonos.
Y cómo evitarlo, cómo no huir a la desesperada hacia ese lugar – mi piel en una lucha continua por descamarse y mudar, cansada de respirar este aire tan limpio, cansada de su sequedad y su condición débil. Porque la sensación de vivir se nos cuela entre los dedos, se escurre para escaparse de nuestras manos, y sólo vuelve a nosotros cuando la recreamos, cuando intentamos fieramente disfrutar la estancia, sea la que sea y signifique eso lo que quiera significar.
Porque si es cierto eso de que todos llevamos un pequeño genio dentro de nosotros – una versión de nuestro auge, uno “yo 2.0” – entonces ese genio no debe encontrarse por ahí tirado en cualquiera de nuestras esquinas, de nuestros detalles; debe estar a sus anchas, pasando un buen rato, esperándonos en un lugar donde verdaderamente podamos disfrutar de ser nosotros mismos, donde sinceramente podamos llegar a querernos, a vivir codo con codo con nuestra cordura sin que ésta nos vuelva locos. Y si es que de verdad queremos encontrarlo, habrá que trabajar muy duramente para llegar a tan inhóspito lugar, aunque tengamos que derrotarnos innumerables veces, pues ese genio está destinado a hacer grandes cosas – o en eso pongo toda mi fe – y cuanto más fértil sea la tierra que le encontremos para que brote, mejor.

Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior. Lo que importa es qué parte elegimos potenciar.
Posted in Etiquetas: , | 1 Comment »

Let it be?

lunes, 11 de abril de 2011 by Chio Eme
Quiero creer en ti, niña perdida, te aseguro que el deseo ahí está. Pero me cuesta, y lo sabes, no eres alguien en quien sea fácil confiar. Porque creo en las personas, en serio, confío en ellas y en su capacidad, su motor interno. Porque eso es lo que veo cuando las miro: un motor en movimiento, siempre en marcha, con el depósito lleno, a medias o al mínimo, pero nunca vacío. Y desearía con todas mis fuerzas ver eso mismo al mirarte a ti, al asomarme en tu interior.
¿Dónde se han quedado tus sueños? Tienes el alma desnuda... Nunca has sido un genio, ni perfecta, ni plena, pero al menos tenías intenciones. Ambiciones, ideas, subidones rápidos y fugaces de adrenalina, frustraciones... Y las frustraciones no son sino el reflejo de la lucha tanto interna como externa de uno mismo. Están ahí, dándonos dolor de cabeza, pero recordándonos su razón de ser, el motivo que las desencadena. Y si ya no te frustras, debe ser porque no tienes nada con lo que frustrarte. 
Mientes, descaradamente. ¿Cómo va a dejar uno de anhelar? Lo único que te pasa es que te has hartado de hacerlo. Te has hartado de frustrarte, y lo has disfrazado de "la búsqueda de la aceptación personal"; qué más quisieras. Por no buscar, no buscas ni el lado más cómodo de la cama. Porque ya no quieres crecer, debe ser eso, porque crecer te ha empezado a mostrar sus lados feos, y tú eres una niña, sí, una niña grande a la que los años no la han hecho más valiente ni más cobarde, sólo más vieja.
Sabes que hay algo que no marcha bien, bueno, varios algo. Pero la costumbre parece haberte aislado de ti misma, de tus quejas; te ha insonorizado y con tu siempre presente ley del mínimo esfuerzo ya ni siquiera te hace falta hacer oídos sordos. Juegas a ser, ser, ser, sólo ser, y has transformado ese ser  en una mera existencia, en una mera casualidad, en el cereal de la caja que hace que te sientas timada al llevártelo a la boca y darte cuenta de que ése no está relleno de chocolate. 
Pero no man is an island, y tú no eres menos. Y consciente de tu farsa, aun sin querer serlo, lo dejas estar. Porque estás acostumbrada a que las cosas se solucionen solas, a dejar correr el tiempo, porque en él sí confías, porque es más cómodo.
Toma las riendas, despiértate y lucha por lo que aún te importe. Busca el interruptor que encienda de nuevo tus sentidos. Debe de existir, porque ahora mismo es en lo único en lo que confío; en que exista.
Posted in Etiquetas: | 2 Comments »

Por mucho que la fatalista se vista de seda...

jueves, 7 de abril de 2011 by Chio Eme
Bondad. ¿Nos hemos olvidado, acaso, de lo importante que era ser buenos? Pienso en mi infancia, y es como si la única frase que me viniera a la cabeza fuera siempre la misma: tienes que ser buena. Cuando estamos creciendo intentan inculcarnos los mejores valores posibles, y parece que detrás de cada historia se escondiera siempre la misma amable moraleja. Una vez que hemos crecido, la magia que encierra ese principio se pierde, es más, lo despojamos voluntaria y conscientemente de ella. Ya nadie se acuerda de que hay que ser bueno, de que hay que compartir, o de la importancia y el poder que tenía por aquel entonces el recursivo "lo siento". Quizá sea que con el tiempo nos cuesta más perdonar, o tal vez nos cuesta más sentirnos merecedores del perdón que nos otorgan, porque ahora, cuando la pifiamos, parece que tomamos nuestros actos y sus consecuencias bastante más en serio. 
¿Cuál es el principal pensamiento que me acecha cada día desde que me levanto hasta que me acuesto? "Haz algo que merezca la pena con tu vida". Supongo que eso es algo bastante subjetivo, bastante ambiguo, y que si uno tiene el nivel de exigencia consigo mismo demasiado alto, nunca logrará sentir que su propósito se ha realizado. Quizá a mí me pase un poco eso, pero desde luego tampoco me esfuerzo demasiado por llevarlo a cabo. 
Me parece imposible pasar por alto este dolor en el estómago, este nudo en la garganta que no me deja digerir alegremente la comida, esta sensación de malestar que me acompaña y asusta enormemente cada vez que me doy cuenta de la magnitud del gran cambio de tornas. ¿Pero será posible que conforme el ser humano crezca se vuelva cada vez más egoísta? En realidad me disculpo, por eso de meter al ser humano y a mí en un mismo saco; supongo que mal de muchos, consuelo de tontos y que se cree el ladrón que todos son de su condición...
Mi propósito principal en mi día a día (ahora sí, en singular) ha evolucionado de "intentar ser buena" a "intentar hacer algo que merezca la pena con mi vida". Y me abruma ver dos inmensos errores incrustados en esa sola frase. Primero, "intentar", verbo maldito, sí, pero también inevitable y principio de toda acción. Segundo... curioso cariz ha tomado el asunto. El principal objetivo que se persigue cuando uno intenta "ser bueno" no es otro que ser mejor persona con los demás, esto es, lo que prevalece son los demás, la voluntad de querer darles lo mejor y de darles la mejor versión de ti mismo por si eso les ayudara. No querer hacerles sufrir, ayudarles, pero sobre todo hacerles felices. Creo que, de este modo, podría decirse que lo que uno busca es hacer sentir mejor a los demás; ojo, esto no quiere decir "contentar a los demás" ni "quedar bien con todo el mundo", seamos un poco más humanos y mejor pensados, porque aunque nos cueste creerlo hubo una época de nuestra vida, de extensión variable y personal, en la que nos enseñaban eso, y como buenas esponjas que éramos como cualquier niño, nos inundábamos de esa magia. Me cuesta encontrar ahora mismo mayor magia que esa; la ternura de los niños, su comprensividad, la mirada limpia y sin prejuicios, la receptibilidad. 
El caso es, que cuando uno intenta "hacer algo que merezca la pena con su vida" en realidad lo que busca es sentirse realizado, esto es, sentirse mejor consigo mismo. El objetivo ahora es interno, no externo. Por supuesto que dentro de ese hacer algo que merezca la pena entrarán los demás, tampoco me tengo en tan poca estima... pero no puedo negar que el fin último, el que supongo que tantos perseguimos, no es otro que lograr ser felices, tener ganas de vivir, encontrar nuestro sitio, en fin... creo que todo se remite a nosotros. Nos preocupamos por los demás, de hecho estoy segura de que nos importan más que nosotros mismos... pero ese cambio de chip, el simple hecho de que ya no nos eduquen en clase con un "sed buenos" sino con un "leed el artículo tal, que está en el capítulo cual, que es muy importante porque no sé qué señor importante dijo que era importante..." hace que vaguemos sin querer e involuntariamente hacia esa ola de egocentrismo, de vivir encerrados en nuestro yo, de mantener esos largos diálogos con nosotros mismos como si en una de ésas esperásemos encontrar la respuesta a lo que nos falta.
En fin, sí...que todos queremos crecer y que nos quieran, y hacer algo importante, y dejar nuestra huella, y que quieran conocernos... Es bueno ser importante, pero es importante ser bueno.
Posted in Etiquetas: , | 1 Comment »

La resurrección de los sentidos

domingo, 3 de abril de 2011 by Chio Eme
Tan simple como andar, golpear el suelo a cada paso, o simplemente arrastrar los pies. Tan simple como cuando suena una canción y la cabeza y los hombros se te mueven solos. Como tener hambre y comer.
Últimamente me siento como si me hubiese comprado un billete de ida a "vacaciones-landia" y ni tan siquiera se me pasara por la cabeza el fijar una vuelta. Y no, no me molesta, no sé si ésa es la mejor o la peor parte, pero parece que he dejado de sentirme culpable; debe ser que la conciencia es humana, como nosotros, y también sucumbe a la tentación de emborracharse y desentenderse de todo. 
A veces tengo miedo, me aterroriza este viaje sin retorno a ninguna parte, aunque me trate bien y me mime y consienta, y aunque, en realidad, eso no tenga demasiado mérito, ya que mis exigencias y caprichos son más bien pocos. 
No me apetece avanzar, éste es un deliberado punto muerto. Y no se trata de desgana, ganas, por fin, no me faltan. Supongo que siempre he pensado que la vida se mueve por rachas, pero rachas cíclicas, viciosas, repetitivas una tras otra: una buena, una mala, una agobiante, otra tranquila... Y de pronto ves que ya no sigues en la carretera, que has dejado tu trayectoria recta uniforme, y que has cogido un desvío, sin ningún motivo, que lo mismo te hubiera dado coger ése que tomar otro... Porque lo importante era salir de esa trayectoria, de ese círculo vicioso, y te habrías apuntado a un bombardeo, para ser más exactos.
Ni estoy madurando, ni estoy creciendo, ni parece que me importe lo más mínimo. Ni avanzo en sentimientos, ni sé si los dejo avanzar; por no saber, yo ya no sé si tan siquiera existen, porque me he hartado de pensar en ellos, hay cosas más fáciles en las que pensar.
E intento reeducarme, como cuando viajas a algún sitio e intentas conocer la cultura para integrarte en ella. Dictadora total de las costumbres y hábitos que integran la cultura de "vacaciones-landia", de este cuerpo con el que algo habrá que hacer. Intentando, al menos, instaurar unos hábitos sanos, beneficios, realistas... pero intentando, eso es todo. Y cómo odio el verbo intentar, cómo odio intentar dejar de odiarlo. 
Cuando te sales del recto camino, no sólo cuesta volver a él, sino que deja de tener sentido. Ojalá no fuera así, pero lo es. Y digo ojalá porque el camino no tiene nada de malo, ¿qué hay de malo en sentirte seguro agarrado a tu barandilla? Nada. No hay juicios sensatos que puedan refutar eso. Pero deja de ser para ti, eso es todo. Y, ¿qué te queda entonces? Si no puedes andar por la tierra, por sus senderos, ¿por dónde avanzar? Por el cielo, supongo, no queda más remedio que volar. Volar te da perspectiva, te ayuda a superar tus miedos, es muy agradable, no voy a negarlo. Pero qué sentido tiene avanzar sin alguien a tu lado, sin personas con las que pisar, pasear, o romper silencios. Demasiado silencio embota la cabeza, demasiado ruido la hace estallar. ¿Conclusión? (Si es que alguno de estos pensamientos que llevo media hora mareando - como algo que no te apetece comer y esparces cada vez más por el plato - tiene sentido): sigue tomando desvíos hasta que des con el acertado y no vueles demasiado; te hace asocial, y te hace menos humano.
Se me están agotando las ideas, las etiquetas, las categorías y los métodos. Ya no hay caos, pero tampoco hay calma. Sólo nervios, un manojo de nervios tan estirado que aumenta la velocidad de todos mis movimientos; me produce ansiedad y mucha, mucha inquietud. Sigo cavando mi hoyo en busca de algo, sigo buscando claridad en un cielo totalmente despejado. Porque miro todo el orden y me siento hipócrita y falsa. Porque no sé lo que quiero, nunca lo sabré y la indecisión me acompañará siempre, como buena amiga mía. En fin, ¿motivación?

ADD THE SLIDER CODE HERE