Que no me da la gana pasar media vida buscando esa frase que tal vez ni exista - Extremoduro.

'Cause there's something about you there...

domingo, 22 de noviembre de 2009 by Chio Eme
¿De dónde nacerá el miedo al amor? Mi corazón se pregunta días tras otro. Hace no demasiado él mismo solía amar, y aunque no siempre fuera correspondido, le embargaba cierta esperanza y gozo que ya difícil es encontrarlos de alguna otra manera. Un día, sin previo aviso, decidió detenerse, por miedo a sufrir más, pues, como acostumbro (por eso de que cualquier tiempo pasado nos parece mejor...), he olvidado añadir que eran más las derrotas que las victorias.
Sí, sufría y mucho. Y yo le obligaba a seguir haciéndolo. Un día su sufrimiento se vio recompensado, y en lugar de premiarle, salí huyendo. No es que me arrepienta de acabar con aquel amor que no era amor, si no sentimientos inofensivos mezclados con inocencia, pero por más que indago en aquella época, no consigo averiguar por qué justo desde aquellos días no he sido capaz de sentir nada.
El mecanismo lo entiendo perfectamente: me escondo, sí, lo hago. Me reprimo a mí misma. Y no me justifico, no quiero excusarme; sólo quiero saber qué me ha hecho tan fría, a qué debo remitir todo mi odio cuando llora mi impotencia al no pasar del sentimiento de indiferencia.
Lo contrario del amor: la indiferencia. Para mí no hay nada peor, ni más cruel, y me dedico a su total ejercicio casi de manera inconsciente. No sé a qué me aferro, si es que me aferro a algo, o si de verdad creo en lo que me digo cuando llego a la conclusión de que el amor no lo es todo. Pero, entonces, ¿qué lo es?
Tiendo a una concepción de mí misma como una cursilona empedernida y sin remedio; y sin embargo... Aún no he sentido esa llama que se apodera de ti y te enloquece. Y si la he sentido, resultaría tan extraño que nadie le daría la importancia que yo aún a día de hoy le atribuyo a aquel sentimiento. Extraño de entender, sí, creo que esa es la palabra: incomprensible. Siento que desde fuera debe verse como algo sin importancia, chiquillerías; o eso debe ser a lo que en el fondo lo resumo yo en uno de mis reiteradas auto-críticas más severas. Pero lo cierto es, me pese lo que me pese, o me cueste entenderlo lo que me cueste, que sostengo que no hay amor más puro que esos sentimientos sinceros, sencillos e inevitables que se sienten por primera vez: pueden ser de una fuerza desmedida, y no digo que el amor verdadero sea tan sólo el primero, pero sí creo, por mi experiencia, que fue el más auténtico.
¿Dónde ha quedado aquella chiquilla de doce años que entregó su corazón sin apenas darse cuenta? Evidentemente ya no estoy enamorada de la misma persona, pero quizá sí de su recuerdo; eso constituye la parte inevitable.
Buscaré mis propios suministros de adrenalina.
Posted in Etiquetas: | 0 Comments »

Dejé para mañana lo que por pereza no me atrevía a hacer hoy

viernes, 20 de noviembre de 2009 by Chio Eme
¿Qué se puede esperar de un presente siempre cambiante? Un presente que no es presente, sino pasado y futuro.
No hay garantías, pero aun así nos aferramos a todo lo que nos rodea, todo lo que forma parte de nuestra normalidad. Cada pequeña cosa que nos acompaña desde que nos levantamos y nos indica que todo está bien, en su sitio. Salir de casa siempre a la misma hora, ver en el autobús cada mañana a las mismas personas... seguimos unas pautas que nos tranquilizan, en las que rara vez reparamos el resto del día, pero que recién levantados tienen un efecto casi mágico en nosotros; más bien reparador. Cada mañana nos acompaña, aunque durante pocos instantes, la sensación de estrenar un nuevo día, o al menos a mí. Cada día parece que junto con el desayuno, en la mochila, guardara un folio en blanco para escribir lo que quiera, una tarea sólo atribuible a mí misma, y a cada poseedor de su propio folio.
Me gusta pensar que la historia se escribe cada día, la general y la propia. Que cada día nace una nueva oportunidad de vivir que se esconde con la noche y se renueva con la luz de un nuevo día.
Sí, es una sensación como poco reconfortante: saber que seguimos aquí y que todo está en nuestras manos; en nuestro folio.
Aunque sea por unos instantes, la mañana me regala siempre soplos de esperanza e ilusión, pero este efecto mágico del despertar, desaparece conforme avanza el día.
De repente me sorprendo a mí misma deseando que llegue el día siguiente para hacer todas las cosas que hoy no he querido hacer por simple pereza. Argh, pereza, la excusa más amable.
La inactividad, la pasividad... o quizá esa misma esperanza. Esa que me hace ser positiva cada mañana. Esa, esa misma, que se viste de consuelo cada noche y me hace pensar: "¿Qué más da? No hay que preocuparse demasiado: siempre queda la mañana, la mañana de mañana... ".
A veces pienso que gran parte de la vida se pasa haciendo grandes planes, y a la hora de llevarlos a cabo, siempre nos surje algún gran impedimento... como, por ejemplo, nosotros mismos. Es la misma cantinela de siempre: no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Y hasta el momento nadie nos garantiza que no tengamos la mañana de mañana; todo lo contrario, parece bien claro que eso es lo único a lo que podemos atenernos (y aferrarnos).
Posted in Etiquetas: | 0 Comments »

ADD THE SLIDER CODE HERE