No sé cómo explicarlo, pero últimamente me siento sumergida en una olla en la que está a punto de cocerse algo; algo grande, crucial. Creo que es un momento de cambio y de toma de conciencia, cada vez me siento más atenta a todo y ausente a la vez; me paro a pensar en las cosas que realmente necesito pararme y me desato de las que no necesito estar atada. Es como si todo estuviera dosificado y derramándose de su recipiente al mismo tiempo.
Se trata de una estabilidad aparente, una fingida tranquilidad. Un silencio a gritos, una calma que esconde una pelea de murmullos.
No sé desde cuando, pero parece que por fin estoy empezando a disfrutar de las cosas. Nunca pensé que fuese capaz, pero siento que me estoy dejando llevar por el momento y me posee esa necesidad de aprovecharlo hasta el último segundo. ¿Dónde están todas esas tardes perras y esas mañanas durmiendo y durmiendo por no tener nada mejor que hacer? Dios mío, ahora me falta tiempo para todo.
Me siento libre, y me siento como si fuera la única persona capaz de poder usar esta palabra para describirse a sí misma. Me asusta lo independiente que me he vuelto, y la estabilidad y cordura con la que reacciono ante las cosas. Todo es contradictorio, pero todo parece encajar tan fácilmente...
Todo sigue su curso natural, no hace falta forzarlo a nada, ni estar pendiente de ello; no hay más que hacer la prueba, puedes tirarte un día entero encerrado en tu casa que mañana todo seguirá igual que siempre, el mundo no se inmutará, no se percatará de tu ausencia. Al día siguiente puedes, como siempre, mezclarte con el gentío, ser uno más y disfrutar con ello. De modo que, dejarse llevar e improvisar si no se sabe cómo afrontar las cosas, o si se está hasta al cuello, me parece la opción más acertada.
Me pregunto si soy yo también ave de paso, si nadie espera que un día de pronto yo desaparezca y me lance al mundo a empaparme de todo lo que sus gentes puedan enseñarme, a que dejen en mí su huella. ¿Dejaré yo la mía en algún sitio? Me gusta pensar que nadie puede realmente llegar a conocerte. ¿Qué pasa por la cabeza de alguien cuando está callado pensando? Muchas veces respondemos nada por inercia, cuando somos nosotros ese alguien sorprendido por algún amigo observador. Mentira. Nunca se piensa en nada. Me encanta el español y su posibilidad de negar dos veces en una misma frase. Nuestra libertad está aquí dentro, en nuestro coco. Por eso no pueden quitárnosla. Por eso nunca llegarán a conocerte bien.
No termino de comprenderlo, si quiero ser sincera, admito que no sé ni yo lo que se está cociendo en mi cabeza. Independencia, libertad e inhibición; yo diría que algo de eso.
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años
1 comentarios:
Y en el fondo, no existe libertad sin antes sentirte contigo mismo libre.
Me encanta leer ésto, lo sabes, ¿verdad?
No sabes el buen presentimiento que tengo del año 2011, que para mí, empieza en Septiembre.
=)
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