Que no me da la gana pasar media vida buscando esa frase que tal vez ni exista - Extremoduro.

Lo que se cuece

martes, 22 de junio de 2010 by Chio Eme
Debo admitir que si no dejé migas de pan en el camino, fue porque pensé que no me perdería. Tenía muy claro que encontraría sin problemas el camino de vuelta a casa, y aquí me hallo.
Perdida. Si así puede decirse. Confundida; eso lo define mejor. No encuentro la causa exacta, de hecho no sé si la hay, pero mi sentido común me dice que no achaque la culpa de todo a eso. A él.
Cada uno es como es, podría macharme hasta la saciedad reprochándome por ser como soy, por pasarme horas y horas dándole vueltas a las cosas sin llegar a ninguna conclusión, por sacar problemas de donde sólo hay quietud. Pero así es cómo mi mente trabaja, y yo no le impido hacer su trabajo; es más, me dejo llevar sin apenas ofrecer resistencia. Porque es cómodo, es lo habitual, lo que menos esfuerzo exige.
Estoy dejando que esas arduas llamas me abrasen; las he visto venir de lejos, y me he quedado quieta, muy quieta, inmóvil, congelada, permitiendo que me alcanzaran, pues mi objetivo último no era otro que dejar que derritieran el hielo, ese iceberg que me ha mantenido aislada herméticamente de todo sentimiento o dolor. Qué demonios, no sabía dónde me metía. Me he puesto a prueba sin darme cuenta: darme cuenta de si de verdad era o no tan fría. El resultado... derrota absoluta.
He vuelto al camino al que no quería volver, aunque el camino también ha variado un poco desde la última vez que me paseé por él. Ahora es menos asfixiante, creo que me invita a sentarme para disfrutar de las vistas: quiere que me aficione a él, ahora me trata bien para que no me marche. Intenta enseñarme que hay muchas formas de llevar esto, de no dejar que me ahogue por completo, y eso estoy intentado aprender. Quiero sobrellevarlo, examinarlo por completo para decidir con claridad qué es exactamente.
Ha sido como volver a saborear el vodka, esperando encontrarme con una resaca de mil pares de narices al día siguiente, y sin embargo levantarme con el estómago medianamente bien. Sí, esto es distinto.
Sea como sea hace de escudo, de tapadera, no me deja ver que hay detrás. No sé dónde me he quedado yo: ¿pero quién es ese yo? ¿lo conozco acaso? ¿qué puedo decir acerca de él? Que tiene ambiciones, sueños, cierta independencia, frialdad, un realismo dulzón, una fuerza y oposición a venirse abajo inquebrantables. Bueno, no tan inquebrantables.
Nothing really bothers her;
she just wants to love herself.
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2 comentarios:

Carmen Hinojosa dijo...

Sencillamente perfecto.
Contigo ser empática resulta un paseo.

J. Morales dijo...

Genial Chio! Sabes que las tuyas también me encantan... por cierto, nada de enigmas. Mi última entrada se refiere a mi sobrino. Pasadlo bien mañana!

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