¡Bingo! Suena la canción adecuada y tu día se torna multicolor, alegre y resplandeciente. Te invade ese espíritu sano y pacífico que te provoca antojo de helado de limón y de un baño en la playa con el agua muy fría. Y de bailar, bailar y bailar al son de "Daddy Cool" con el volumen tan alto que nunca antes te habías dado cuenta de que pudiera sonar tan fuerte. Giras, das vueltas y nadie puede quitarte el título de reina de la pista, pues es tu casa. Abres la ventana para que esa onda casi mística llegue a otros hogares menos animadetes. Te sientes generoso. Aunque, no nos engañemos, tampoco durante mucho rato, pues el cuerpo no te pide ponerte a pensar en el estado anímico de los demás... simplemente es momento de no pensar.
¡Cambio de tercio! Suena el mejor rock setentero y te sientes como si te acabaran de colocar una chupa de cuero y las llaves de tu Harley en el bolsillo. Interpretas tu papel lo mejor que sabes y casi podrías decir que sientes el efecto de las drogas colándose por cualquier parte de tu cuerpo... hasta que el cuerpo te pide un poco de música disco antigua.
Hombro arriba, piernas giran, manos pierden el sentido del ritmo... y ese ritmillo es tan pegajoso que no hay manera de dejar de mover los pies. Piensas lo típico de: "yo tenía que haber nacido en esa época" y te crees una Sandy esperando a su Danny Succo. Porque, siendo sinceros, bailar tiene otra espiritualidad totalmente distinta cuando es entre dos. Es otra manera de compartir tu intimidad y de hablar a través de otro lenguaje, el corporal, susceptible de toda libre interpretación.
Pero cuando bailas para ti solo, cuando botas y botas sin parar con los ojos cerrados para crear la sensación de que nadie te puede ver, y no ver tú tampoco a nadie, digamos que... es como si tan sólo tú fueras partícipe de un banquete o festín secreto, como si sólo tú pudieras disfrutarlo y saborearlo. Creo que las personas necesitamos esto: pasar momentos con nosotros mismos, mimarnos, dedicarnos algo más de tiempo para ver que también somos capaces de valernos por nuestra cuenta y ser felices incluso cuando estamos solos. En fin, lo que hace el Spotify y su radio :P
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años