Bondad. ¿Nos hemos olvidado, acaso, de lo importante que era ser buenos? Pienso en mi infancia, y es como si la única frase que me viniera a la cabeza fuera siempre la misma: tienes que ser buena. Cuando estamos creciendo intentan inculcarnos los mejores valores posibles, y parece que detrás de cada historia se escondiera siempre la misma amable moraleja. Una vez que hemos crecido, la magia que encierra ese principio se pierde, es más, lo despojamos voluntaria y conscientemente de ella. Ya nadie se acuerda de que hay que ser bueno, de que hay que compartir, o de la importancia y el poder que tenía por aquel entonces el recursivo "lo siento". Quizá sea que con el tiempo nos cuesta más perdonar, o tal vez nos cuesta más sentirnos merecedores del perdón que nos otorgan, porque ahora, cuando la pifiamos, parece que tomamos nuestros actos y sus consecuencias bastante más en serio.
¿Cuál es el principal pensamiento que me acecha cada día desde que me levanto hasta que me acuesto? "Haz algo que merezca la pena con tu vida". Supongo que eso es algo bastante subjetivo, bastante ambiguo, y que si uno tiene el nivel de exigencia consigo mismo demasiado alto, nunca logrará sentir que su propósito se ha realizado. Quizá a mí me pase un poco eso, pero desde luego tampoco me esfuerzo demasiado por llevarlo a cabo.
Me parece imposible pasar por alto este dolor en el estómago, este nudo en la garganta que no me deja digerir alegremente la comida, esta sensación de malestar que me acompaña y asusta enormemente cada vez que me doy cuenta de la magnitud del gran cambio de tornas. ¿Pero será posible que conforme el ser humano crezca se vuelva cada vez más egoísta? En realidad me disculpo, por eso de meter al ser humano y a mí en un mismo saco; supongo que mal de muchos, consuelo de tontos y que se cree el ladrón que todos son de su condición...
Mi propósito principal en mi día a día (ahora sí, en singular) ha evolucionado de "intentar ser buena" a "intentar hacer algo que merezca la pena con mi vida". Y me abruma ver dos inmensos errores incrustados en esa sola frase. Primero, "intentar", verbo maldito, sí, pero también inevitable y principio de toda acción. Segundo... curioso cariz ha tomado el asunto. El principal objetivo que se persigue cuando uno intenta "ser bueno" no es otro que ser mejor persona con los demás, esto es, lo que prevalece son los demás, la voluntad de querer darles lo mejor y de darles la mejor versión de ti mismo por si eso les ayudara. No querer hacerles sufrir, ayudarles, pero sobre todo hacerles felices. Creo que, de este modo, podría decirse que lo que uno busca es hacer sentir mejor a los demás; ojo, esto no quiere decir "contentar a los demás" ni "quedar bien con todo el mundo", seamos un poco más humanos y mejor pensados, porque aunque nos cueste creerlo hubo una época de nuestra vida, de extensión variable y personal, en la que nos enseñaban eso, y como buenas esponjas que éramos como cualquier niño, nos inundábamos de esa magia. Me cuesta encontrar ahora mismo mayor magia que esa; la ternura de los niños, su comprensividad, la mirada limpia y sin prejuicios, la receptibilidad.
El caso es, que cuando uno intenta "hacer algo que merezca la pena con su vida" en realidad lo que busca es sentirse realizado, esto es, sentirse mejor consigo mismo. El objetivo ahora es interno, no externo. Por supuesto que dentro de ese hacer algo que merezca la pena entrarán los demás, tampoco me tengo en tan poca estima... pero no puedo negar que el fin último, el que supongo que tantos perseguimos, no es otro que lograr ser felices, tener ganas de vivir, encontrar nuestro sitio, en fin... creo que todo se remite a nosotros. Nos preocupamos por los demás, de hecho estoy segura de que nos importan más que nosotros mismos... pero ese cambio de chip, el simple hecho de que ya no nos eduquen en clase con un "sed buenos" sino con un "leed el artículo tal, que está en el capítulo cual, que es muy importante porque no sé qué señor importante dijo que era importante..." hace que vaguemos sin querer e involuntariamente hacia esa ola de egocentrismo, de vivir encerrados en nuestro yo, de mantener esos largos diálogos con nosotros mismos como si en una de ésas esperásemos encontrar la respuesta a lo que nos falta.
En fin, sí...que todos queremos crecer y que nos quieran, y hacer algo importante, y dejar nuestra huella, y que quieran conocernos... Es bueno ser importante, pero es importante ser bueno.
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años
1 comentarios:
Crecer supone cosas buenas pero también dejamos de lado otras muchas que son fundamentales.
La bondad de la que hablas es algo que los niños saben valorar y se dan cuenta de lo importante que es. Pero cuando pasan los años, entre que se va un poco la ilusión y empiezan a pesar otras cosas te olvidas completamente de ella y empiezas a vivir pensando sólo en ti, importan tus "problemas" y poco más.
Y es una pena, porque las personas estamos hechas, pienso yo, para hacer felices a los demás y esto se consigue siendo "buenos" con ellas como nos decían nuestros mayores.
Ojalá aprendiésemos a pensar menos en nosotros y abriésemos los ojos a todo lo que hay alrededor.
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