Siempre he sentido envidia por aquellos que tienen el don de coger un folio y un papel y plasmar sus problemas. Ese bolígrafo es su salida, su vía de escape, su cura. Desahogarse y soltar toda la mierda que nos rodea, que nos acecha y nos quiere succionar para que formemos parte de ella. Constituye, ciertamente, una sana y efectiva vía de escape, de evasión. Mi vida podría resumirse como vagos y reiterados intentos de ello. Lo siento, no siempre tengo la palabra exacta, ni la estructura perfecta, ni la idea original. No sé si he nacido con ese don, o si ese don existe, o en palabras de mi poeta favorito "que no me da la gana pasar media vida buscando esa droga que tal vez no exista". Me gusta soñar que lo poseo, que es real, que se pueden escribir las palabras exactas, el nombre exacto de las cosas; es una sensación bastante más frustrante de lo que parece.
Siento el deseo infinito de escribir algo bueno pero, ¿y quién decide si lo es? Amo todas las artes menos la mía, o a veces si la amo, porque la siento mía. Te preguntas si esa obra requiere tiempo, madurar, crecer, y te consuelas como puedes diciéndote que es cuestión de tiempo, de experiencia, que aún es pronto. Nunca he pensado, ni por asomo, que sea cuestión de práctica, y seguramente ahí tenemos uno de mis mayores errores, esa actitud "de sobrada" cuando no me siento así para nada en absoluto. Sólo soy una aprendiz, creo que todos lo somos, que para desahogarse recurre a la vía fácil: una buena noche de fiesta de desfase. Me disculpo de nuevo, porque no sé si es eso lo que debería hacer alguien que aspira a artista o quizá es, simplemente, mi modo de entender las cosas, mi percepción. No veo escribir, crear arte, como un modo de evasión, aspiro en realidad, como los grandes artistas y poetas (como si pudiera acaso yo codearme con ellos) a la esencia de las cosas. Esa frase tan típica y tan escuchada, que encierra el mundo mismo, si te paras a escucharla bien. Yo, tremenda hipócrita, que comenzó a escribir para desahogarse, tal y como lo estoy haciendo ahora, a mí me gustaría crear algo que no fuera esto. Me confieso adicta a la palabra escrita, al incesante sonido de las teclas del ordenador al escribir. Adicta. Pero, ¿a qué palabra?
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años
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