Hoy quiero hablar de mí, sí, sólo de mí. Prometo no esconderme bajo malas metáforas de regalices o de folios en blanco. Necesito que las letras sean mi piel y que no se dejen nada por sacar a la luz, a la pantalla. Limpiar toda la porquería que me corroe, que me está asfixiando. Necesito ser yo, sólo yo y nada más que yo. No jugar a ser una pareja feliz o el artista del siglo irreconocido. Quiero ser sincera, no todo va tan bien, ni todo va tan mal.
A menudo soportar la carga de mis secretos se me hace llevadero, no me cuesta, porque siento que es parte de mi forma de ser, y que jamás me los quitaré de encima. Hay tantas cosas que hasta el mejor de mis amigos desconoce de mí que a veces me asusto. No sé si soy del todo honesta. La verdad es que son cosas que me han condicionado y me condicionan parcialmente en mi día a día. Pero forman parte del pasado, un pasado que no me pertenece a mí, así que, ¿por qué compartirlo?
No sé si finjo ser fuerte o de verdad lo soy. Mírame, casi nunca me derrumbo; por no decir nunca. Siempre estoy estable, no digo que sea la persona más feliz y positiva del mundo, no, lo primero no, pero lo segundo, ¿por qué no? Admito que no me dejo vencer fácilmente. No sé de dónde ha salido todo el caparazón que me rodea, que me da esa indiferencia, que me hace tan fría, cuando antes nunca lo había sido.
Siento que he cambiado tanto que nadie se da cuenta. Es como si todo lo que rodea a mi persona resultara siempre lo mismo. Siempre hay calma. Yo la agradezco, y por irreal que parezca, no sé si estoy mintiendo. No sé si ésta soy yo, si de verdad no sufro o es que tengo una especie de agujero por el que se cuela toda la mierda cada vez que quiero.
Hay días, como hoy, que me siento una extraña vagando por un cuerpo... me siento completamente despegada de él, como si me impidiera hacer todas las cosas que sueño hacer algún día, como si yo pudiera hacer algo grande...
Me preguntan si soy feliz, y me pregunto si algún día de verdad podré llegar a serlo, porque yo creo en la felicidad, sé que está escondida en algún lugar de mi alma y espera el momento propicio para salir sin hacer ruido. Pero, ¿y si depende del amor? ¿y si éste decide no llegarme nunca? Esos son mis miedos, no los más grandes, pero son unos importantes... Yo, que me siento independiente y me gusta serlo, que no me imagino pendiente de alguien, sujeta a rayarme, a recortar el poco tiempo que este curso de mierda me deja para mis amigos... Me pregunto si de verdad quiero eso. Veo a las parejas enamoradas y todo parece fácil, pero sólo al principio. Y yo, que soy estable, creo que para eso no lo soy en absoluto...
Dios mío, ¿y si hay algo que va mal en mí? Siendo sincera, ni siento, ni me dejo sentir... Quizá no estoy hecha para que me llegue el amor, simple y llanamente.
Joder, pero ¿por qué tengo siempre que acabar pensando en esto? Odio remitir todo al mismo tema de siempre.
Estoy sola, y soy feliz gran parte del tiempo. Quizá es la imposibilidad de que algo así sea posible lo que hace que desconfíe... pero mis secretos ya viven en simbiosis con mi alma, no le hacen ya demasiado daño... y quiero pensar que estoy subiendo a toda prisa, corriendo, y de tres en tres, los escalones que me conducirán a alguna otra parte, a alguna mejor, a la que pertenezco. Porque no es que sienta que no pertenezco a ésta, pero siento que esto es sólo el principio... me muero de ganas por ver el final. Experimento grandes ansias. Me cuesta estar sentada mientras escribo esto. Los dedos van a salírseme de la mano, mis rodillas pelean por dejar tiradas a mis piernas; y mis labios permanecen fruñidos con fuerza, total, no son de nadie.
No puedo ponerme a criticar algo que muy probablemente yo también hago, pero asco de la sociedad de arquetipos de mujeres 10 que hay hoy día. Delgadez extrema. Cuerpazo de impacto. No es que eso sea todo, pero es lo primero que atrae... Y no voy a ser hipócrita, a mí también me pasa, pero lucho contra ello, quiero acabar con ello.
Escribo parrafadas que no sé ni a qué vienen, pero me siento como hace tiempo no me he sentido. Deben ser las circunstancias; las viejas amigas que reaparecen y te tocan la patata... Hoy siento tantas cosas que le hacen bien a mi alma, y que al mismo tiempo la entristecen... Hoy alguna especie de espíritu se apodera de mí y de mis manos; si no, dudo mucho que escribiera aquí algo de esto.
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años