Me has quitado las palabras, así como el sentido común. Me haces sentir más pequeña de lo que jamás me has llegado a conocer. Todo entendimiento me parece inútil, abstracto, haces que mis pensamientos tiendan a lo ridículo, y haces que me sienta ridícula yo también.
Ridícula por dar pasos hacia atrás, como mis amigos los cangrejos; casi diría que yo retrocedo ya bastante más rápido que ellos. Ridícula por no comprender por qué me pasa esto. Haces que todos los supuestos en que yo creía sujeta mi vida se derrumben con la más leve brisa de tu aliento. Con el más simple e innato de tus gestos. Con dos segundos en que tus ojos sostengan a los míos. Con dos segundos que me quede con la cara y la sonrisa de idiota.
Qué asco. Qué indecisión y qué poca claridad. Quiero verte, hablar contigo y abrazarte, créeme, no mucho más que eso, porque sé que más no habrá nunca. Pero no quiero escucharte, ni recordar tu voz, ni tus gestos... porque me duelen como espadas cuando desapareces doblando la esquina, y te llevas toda fuerza y toda brizna de felicidad que me pertenezca, que me haya currado y trabajado durante este prolongado tiempo intentando sobreponerme al destino.
Lo has conseguido, bueno, lo habéis, ya no creo en el amor. Créalo quien quiera y critíquelo quien guste, pero es la verdad. Porque si pretendéis que crea que amor es eso que decís, váis listos. No veo amor a mi alrededor. Creo que en parte sois conscientes de vuestro engaño, porque muchas veces es más egoísmo que otra cosa. No es amor retener a alguien haciéndole pensar que tú también estás enamorado sólo por costumbre, porque creas que necesitas a esa persona para darle sentido a tu rutina. Porque te gusten los momentos que pasas con esa persona en ocasiones. No, no se trata de momentos, si no de personas. Los momentos son inabarcables e incontables cuando es la adecuada. Cuando el amor me llegue y me llegue en son de paz, sin intención de golpearme y aturdirme con el dolor de los amores no correspondidos, espero por dios que sea bastante más que eso a lo que jugáis a llamar amor.
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años
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