Que no me da la gana pasar media vida buscando esa frase que tal vez ni exista - Extremoduro.

Desafiar lo correcto, instalarse en lo absurdo

miércoles, 3 de marzo de 2010 by Chio Eme
Destápate, improvisa, déjate llevar. Siente el aire golpeándote los labios, luchando por llegar a lo más hondo de tu garganta. Siente la vida misma corriendo a la velocidad de la luz por tus venas. Todos los impulsos reprimidos de tu cuerpo que nunca has dejado salir: saltar, gritar, llorar, golpear, correr, volar... Trágalos, aspirálos... aprovéchalos.
Ser un animal que sólo se guía por el instinto, que no busca nada ni persigue nada excepto lo que sea fundamental para su supervivencia, que todo lo que le mueve a actuar es sentirse vivo.
Respirar tan hondo que el aire lastime tu laringe, que lo sientas burbujear en tus pulmones. ¿Hay algo más real que estar vivo?
No se trata de evadirse, ni de tratar de dejar la mente en blanco, sino sólo de aprovechar el momento. Sólo eso, vivir en el presente, que es lo único que podemos acercarnos a intuir.
Sentir que se realizan tus cinco sentidos, pero al mismo tiempo que toda experiencia es íntima, emocional y no sensible. Contradicciones aparentes que perfectamente encajan con lo real.
Liberarse de los prejuicios, de las inhibiciones, de la utilidad, de la finalidad, de lo material.

A todo se le llama "estilo o modo de vida" pero, yo prefiero llamarlo "modo de existir", pues vivir no es cualquier cosa, no es dejar pasar el tiempo sin más. No por respirar estás más vivo que cualquier muerto, no porque tu corazón siga latiendo dejas de estar inerte. Los lazos que unen a la vida son frágiles, casi como hilos invisibles, y es precisamente ésta livianidad que los caracteriza la responsable de que podamos sentir los límites de la vida en las situaciones de más pura adrenalina. El cuerpo es débil, enfermizo: hay gente que ha pasado a mejor vida y la tenemos más presente en nuestro día a día que a muchas de las personas que nos rodean. ¿Por qué? Porque nos han marcado, porque su presencia fue tan fuerte que no se ha ido porque hayan abandonado un cuerpo, y porque la presencia de los otros nos pasa inadvertida, porque uno no nota que vivan, no han encontrado esa fuerza que los inunde y les haga sentirse vivos.
No podemos ser sólo cuerpos, hay que vivir de puertas para afuera, aceptar que no todo se puede medir ni todo se puede explicar a través de fundamentos lógicos y razonables. Vivir en lo desconocido aporta desafíos, susto, expectación... sentimientos.
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1 comentarios:

Carmen Hinojosa dijo...

Me gusta esta actitud, la quiero ver reflejada en tu práctica.
Vive, cerca mía pero vuela lejos.
¿Contradicción? Sí, como casi todo.

Te quiere tu Carmen =)

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