Que no me da la gana pasar media vida buscando esa frase que tal vez ni exista - Extremoduro.

Seamos sinceros

martes, 11 de mayo de 2010 by Chio Eme
La llaman soledad y dicen que aprieta pero no ahoga. Dicen que cuando menos te lo esperas se va. Dicen, también, que puede llegar a ser una gran amiga; pero mi visión de ella es algo distinta.
Una vez me contaron que un personaje importante, qué más da quien, no lo recuerdo, vivía con auténtico miedo de que lo asesinaran; sobre todo temía que le dieran el golpe por la espalda y lo envenenaran con arsénico. Por este motivo, todos los días sufría tomando una pequeña dosis de este veneno con la esperanza de acabar inmunizándose a él y cortar una vía por la que podrían acabar con su vida. Finalmente le pegaron un tiro, creo, de modo que de poco sirvieron sus esfuerzos por salvar su vida.
A mí la soledad me recuerda al arsénico; en pequeñas dosis no te mata, sólo te envenena poco a poco, hace que acabes pudriéndote. No creo que sea posible inmunizarse a ella; la soledad a nadie gusta y todo el mundo huye de ella.
Soledad, déjame en paz, métete en tus asuntos, vete a envenenar a otros... ¿no crees que a mi alma ya le has hecho bastante daño? Me da tanto miedo que ese daño sea irreparable...
Vete, no destruyas lo poco que queda de mi capacidad de relacionarme, no hagas que me olvide de cómo se está con alguien, tan acostumbrada a no dar mi amor a nadie... No hagas que me olvide de cómo querer, no quites de mis manos la fuerza para dar...
Déjame en paz, soledad, si sigo ingiriéndote no es por decisión propia.
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1 comentarios:

Carmen Hinojosa dijo...

Soledad, maldita soledad. Enemiga de la vida e hija de la muerte.

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