De camino a la ansiada playa, donde esperamos sofocar nuestro calor, nos encontramos con gran cantidad de piedras. No todas llaman nuestra atención; debe ser por su brillo, forma, color... Hay algunas sencillamente preciosas y también hay otras algo deterioradas por el tiempo. De camino a la playa soñamos con encontrar nuestro ideal de piedra, o soñamos con encontrar a una que se salga de lo habitual. Muchas veces en nuestro camino se cruzan piedras que parece casi obligatorio coger, porque son lo que toda persona querría o porque realmente uno parece tonto si las deja escapar. A la hora de la verdad, coger piedras de más hace que el bolso acabe pesando, y en mi opinión, cabe plantearse si es bueno o no llevar demasiado peso, porque el camino a la playa es muy largo. Uno nunca sabe lo que puede depararle agacharse a coger una piedra. Yo me pregunto hoy, más que nunca, si de verdad merece la pena hacerlo. Más que eso, me pregunto si es una obligación humana coger las piedras más bonitas simplemente porque lo sean... ¿Qué hay de las que resplandecen menos, de las que requieren que te pares un rato a mirarlas bien? Te lo diré: deben escupirse encima reiteradas veces para conseguir quedar más limpias y ganar algo de brillo, para poder así volverse más resplandecientes y llamativas... ¿O no, o no funcionan así las cosas?
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años
3 comentarios:
Sencillamente precioso, me haces pensar tanto...
Primero, muchísimas gracias por "colarte" en mi blog, sé que es dificil, los huecos son pequeños!
No sé si me tomo las cosas muy metafóricas, o tu entrada no tiene nada que ver con las piedras, sea como sea, me ha gustado mucho.
Puedes probar a partir las piedras por la mitad, también es interesante :)
Yo creo que simplemente hay que mirarlas todas bien antes de pararse a cogerlas,las mas bonitas y las mas feas,en todas va haber algo que llame tu atención,y puede que despues de eso,cojas la que mostraba ser,aparentemente normal y corriente,pero tiene algo mas.
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