Que no me da la gana pasar media vida buscando esa frase que tal vez ni exista - Extremoduro.

La cuadratura del círculo - equilibrios imposibles

viernes, 10 de septiembre de 2010 by Chio Eme
No puedo creer que lo haya hecho otra vez... Olvidar. Soy una moneda de dos caras muy distintas y diferenciadas. Una me dicta órdenes que no son órdenes, sino ideales de comportamiento humano: ya sabéis, lo que se debe hacer, lo que no, lo que está bien, lo que está mal... La otra me pide a gritos que me relaje, que me deje llevar una vez más y que disfrute del viaje. Para ser sinceros, no me va demasiado mal cuando sólo le hago caso a la dictadora (la primera cara), sólo que... siempre me lleva al mismo punto muerto. Al vacío. Al vacío total conmigo misma y mis sentimientos. Normalmente al llegar a este punto exploto: doy un giro de 180º sobre mí misma y me sitúo en la otra cara de la moneda: la sensible o vividora (por llamarla de alguna forma). ¿Y cuál es el resultado? Sin duda es de lo más extraño. Me dejo llevar; me cuesta ponerme un límite pero lo hago, es decir, me dejo caer cuesta abajo pero con frenos, aunque estén un poco oxidados y ni siquiera me plantee colocar unos nuevos. Caigo por la cuesta a duras penas, con cierto miedo al fracaso. Y cuando llego abajo descubro que no es que yo no haya dado la talla, sino que me había colocado el listón demasiado alto. Ese olor a fracaso que se cuela sin querer por mi nariz arrastra consigo los remordimientos, y en seguida doy otro medio giro sin darme cuenta colocándome de nuevo en la cara dictadora, que por su puesto me regaña severamente y me reprocha cada uno de mis actos.
Esta historia es para volverse loco. Pese a todo, quiero pensar que existe un equilibrio, que poco a poco llegaré a él, que no es tan difícil como parece, y lo sé. La respuesta es sentimientos, pero aún no tengo muy claro en qué cara de la moneda se encuentran... me gustaría que estuvieran justo en medio, en el canto; pero de ilusiones también se vive... Todos sabemos en qué cara se encuentran, y no es en la dictadora, ni mucho menos. A veces lo veo tan claro... otras mi cabeza me dice: "¡o negro o blanco, pero no gris!" Y yo le contesto: "dile tú eso a mi cuerpo, a las ganas, al fluir de la sangre, al arranque pasional, a la emoción, a la atracción, a los sentimientos. Te contestarán al unísono: gris."
¿Y si resulta que nos pasamos toda la vida tratando de equilibrar ambas caras de la moneda? Esto es, cediendo una y otra en pos de nuestra felicidad. Desde luego sonar, suena bien. Eso conlleva no callar a ninguna de las dos, dejarlas hablar por turnos... ser el continuo moderador de su debate. De momento en eso me hallo.
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4 comentarios:

El buscador del rol dijo...

Lo que está claro es que todos tenemos esas dos caras de la moneda y esas dos caras son parte de nosotros.
El equilibrio es lo ideal pero no es nada fácil así que entre que llegamos a él o no lo mejor es conformarnos con tratar de que las dos caras no tengan demasiadas peleas la una con la otra.
un besillo, te quiero :)

Víctor dijo...

Sublime entrada Chio Eme. Magnífica tu forma de expresarte. Una metáfora muy bonita y acertada sobre la dualidad del ser humano y sobre el dilema del lo "correcto" y lo "incorrecto".
Un saludo.

J. Morales dijo...

Chioo...!!! Me encanta esta entrada, me gusta mucho mucho... ya hablaremos :P

Lams dijo...

Aprender a decir que sí, aprender a decir que no, aprender a seguir, aprender a pararse, aprender a aprender...
Ahhh, todo parece demasiado complicado, pero necesitamos un equilibrio, aprender a mantenerlo, conseguirlo y, sentados justo en el canto de esa moneda, mirar a ambos lados sin tener demasiado vértigo.
Pero nuestra cara dictadora siempre quiere más xD

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