Tú no necesitas un motivo, no mientas, necesitas miles. La corbata, esta vez, bien atada, bien prieta, para evitar notar tus asustados y fuertes latidos en la garganta. Porque estás muerta de miedo, no intentes engañarte. Busca mil excusas diferentes para explicar el porqué de tu estado anímico actual, pero sabes que no las hay, que has decidido que dormir en el suelo es tan aceptable como dormir en la cama. Sientes frío, estás helada, pero ese frío tan sólo se encuentra en tus muñecas; quizá se coló por las yemas de tus dedos pero, sea como sea, no consigue ascender hacia tus brazos, tal vez porque no le dejas. Porque de repente estás luchadora.
Esta vez, los aires y vendavales que siempre te rodean permanecen ahí, rodeándote. No piensas dejar que se cuelen por tus oídos, por tus costados, ¡por tus manos! No. Si quieren emprender un cuerpo a cuerpo, una batalla, no les pondrás fácil la victoria. No se harán contigo, no recorrerán tu cabeza agitando toda tu piel, todo tu rostro, todas tus facciones. No te desequilibrarán, no te quitarán el poco equilibrio que te pertenece.
Pero no siempre eres tan fuerte. Cuando aparentas calma, es porque todas tus tormentas son internas. En esos momentos el caos te gobierna y se proclama amo y señor de tu ser, y no sabes cómo destronarlo; te agobias, te odias, te sientes débil y enfermiza. Y es que ese caos lo desorganiza todo, y no puedes evitar preguntarte quién o cómo serías sin que ese caos te gobernara todo el tiempo. Con todas tus ganas, tus ideas, la vida que desprenden tus latidos... y el caos consigue, una vez más, hacerse contigo.
Hay una componente caótica, innata y connatural al ser humano, que limita todos sus latidos. Toda persona es, por tanto, en cierto porcentaje, puro caos. Pura irracionalidad. Pura inercia. Pura ambigüedad. Hay personas que logran dominar su caos y son personas la mayor parte del tiempo, y hay personas que no son personas, sino puro caos en movimiento: tal es su desorden mental, que tan sólo logran abrir su orificio de ventilación humana y su hilo de entendimiento cuando el caos les deja, aburrido ya de dar órdenes. La vida es, por tanto, para esas personas, lo que su caos hace acontecer mientras ellas se empeñan en luchar desesperadamente por hacer lo contrario.
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años
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