Y me confundo, y no me entiendo, y no sé qué parte de mí es la real y cuál la imaginaria. No sé qué es lo que puedo dar, qué existe y qué me he inventado. No sé lo que proyecto, no sé lo que puede decir mi sombra. No sé cómo pueden, siquiera, intuirme, cuando todo lo que destilo es una acuarela difusa. Difusa. Demasiado abstracta para ser un paisaje en concreto, demasiado cambiante para llevar una presencia estática hecha carne. A veces creo que mis piezas están hechas de un material que no encaja con ninguno de los demás materiales, muy poco combinable, muy poco miscible. Lo intento, creo, y aún me frustro más cuando veo frustrados esos intentos. Porque no creo que mi pieza vaya a parar de girar y caer en algún sitio para arraigar, ni creo que algún día mi acuarela hable el lenguaje del arte, de la emoción y la comunicación humana. No puedes evitar ser como eres, si tu cabeza nació hervidero no es fácil convertirla en estanque. No se trata ya tanto de complejos e inseguridades sino de diferencias. Diferencias demasiado amplias. De las que no pasan desapercibidas.
Me digo: ¡arda, arda mi cuerpo y lo rocen las llamas de la vida! Y no noto más que frío. Y el frío congela mis articulaciones, mis músculos, mis huesos... pierdo locomoción porque tengo escarcha que encuentra su origen en mi cerebro. Lobotomizada de nacimiento y sin consentimiento. Y sin más armas que estos diez jinetes fugaces que hablan por mí, que roban mis palabras para llevarlas a ningún sitio, dejándome muerta del asco. Parálisis emotiva, sensitiva... dolorosa. Estoy paralizada. Y qué sentido tiene un cuerpo que ocupa poco sitio... que no hace ruido. Que toda la fuerza la guarda para los golpes que da contra su garganta y su pecho. Aspiro más de lo que espiro, y me estoy ahogando, emborrachando, de tanto aire. De tanto espacio, de tanto hueco, de tanto tiempo... Me agobio, no hay nada que quiera hacer. Nada. Nada. Demasiado fuerte suena esa palabra en mi oído, rebota contra mi tímpano y me produce una molesta vibración interna. Y no llega a mi cabeza, se queda estancada en algún canal o seno, en algún recoveco que intenta, inútilmente, protegerme de mis propios estímulos. ¡Adiós sentido! Sé que volverás, pero no sé por cuánto tiempo.
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años
3 comentarios:
El título le viene que ni pintado :D
Desde luego...me dejas cada día más muda, cada vez más llea. ¿Y te parece poco lo que haces ya? Escribir ésto ya es algo grande, al menos para mí, muy grande. Ojala algún día te mires al espejo y veas lo que veo yo, puede que seas difusa, pero única, porque no encuentro una acuarela con un color que me aporte tanto en esta puta vida mía. Y ojala pintes todos mis cuadros con tu color, y ojala pintes, siempre, siempre, siempre...
Eres muy grande. Enorme diría yo. Espero que algún día lo sepas ver :)
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