Que no me da la gana pasar media vida buscando esa frase que tal vez ni exista - Extremoduro.

Mojitos party

martes, 18 de enero de 2011 by Chio Eme
Me gustaría poder decir que estoy segura, completamente, pero dudo y me siento débil y vulnerable. Hay ojos que de vez en cuando juegan a arrojar miradas con una fuerza de tal magnitud que parece que te atravesaran el alma como con rayos X, y dejaran todos tus secretos, tu intimidad y tu ingenuidad al descubierto. No hay escudos para esos rayos, constituyen un peligro permanente del que, lejos de huir, uno se siente atraído inevitablemente hacia él; como las polillas van a la luz, y las avipas al agua... como si se abriese paso ese instinto animal irracional, y ya no hubiera manera de detenerlo.
No soy de fiar, no lo creo. Me engaño y me conduzco a callejones con salidas poco definidas que no sólo me pierden a mí, me temo. Un día pienso en gris, y al siguiente en blanco. O quizá en el momento de afirmar que pienso en blanco empieza a asomarse tímidamente el gris como reclamando atención, y se la doy. 
Siempre me gustarán las bacterias con sus quimiotactismos positivos y negativos; tan perfectamente simples y sencillos. Sus movimientos responden, de manera automática, a determinados estímulos ambientales o señales del medio; sin más. Y en caso de ser nosotros bacterias, no sabría decir yo a cuál de los dos respondo. El positivo corresponde al desplazamiento hacia el lugar con mayor concentración de esa determinada sustancia provocadora, y el negativo hacia el que menos. Me imagino este último como una especie de mecanismo de defensa, o quizá de repulsión o aversión. A veces la intensidad de esos estímulos asusta, y uno puede optar por huir de ellos, aunque le lleve a una zona que los contenga en menor medida, pero los posea, a fin de cuentas.
Quizá cuando sentimos estímulos demasiado parecidos a los propios, nos sentimos algo saturados, no lo sé. Como cuando se te satura la nariz por un determinado olor y éste te impide oler nada diferente durante un rato y te agobia. 
Quizá nuestros receptores tienen sus auges y sus caídas, y después de sobre-excitarse pierden cierta eficacia y se pochan, fingiendo una retirada para recuperarse y volver a actuar con una actitud más abierta cuando estén listos, pero sin avisarte, claro, para pillarte desprevenido. 

Si no vas a venir avísame pronto
que yo quiero bailar,
sólo quiero bailar,
sólo quiero olvidar toda esta situación...
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1 comentarios:

El buscador del rol dijo...

No somos bacterias. Ni creo que funcionemos por simples estímulos. Si eso fuese así, sería tan fácil entenderlo todo...

Ahora...¿qué es lo que somos? ¿y en base a que funcionamos? Ni puta idea.

Te quiero!!!

De vuelta a casa contando estrellas...
todo me da vueltas mientras pienso en lo perdidos que estamos.

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