Quiero decirlo, es la verdad; hoy no percibo ni un sólo ruido. Ni hoy ni ayer, ni anteayer. El monstruo de mi estómago está tranquilo, apaciguado, dándome otra de sus largas - e interminables - treguas. O quizá se la he dado yo a él, no lo sé.
De pronto el árbol, un día, comienza a desprenderse de sus hojas marchitas, para guardarles un tiempo de luto, hasta finalmente, haber dejado suficiente espacio para otras más jóvenes, más vivas y plenas. ¿Quién querría negarles a esas hojas la oportunidad de vivir? Mi árbol está desnudo pero, sus raíces, siguen siendo las mismas, inevitablemente.
Me he creído yo hoja, y me he sentido totalmente desconcertada y sorprendida bajo el poco empírico sentimiento - como todos - de haber pasado un proceso de selección; me decía: ¿por qué caen unas hojas primero, y no otras? Creo que cuando alguien se propone algo tan impetuosamente y luego lo desecha, la parte residual de ese propósito queda en él, sin ser uno consciente de ello. Y luego se lleva la gran sorpresa de ver su propósito realizado por sí mismo por pura casualidad. Y así, sin más, su sueño carece de pronto de importancia. Una vez probada la manzana que cayó del árbol, se la deja caer hasta el suelo.
Y te dices, y te gritas: ¡tienes que poner en orden tus prioridades! Parece que una fuera por ahí arrojando bombas que explotasen por no saber desactivarlas. Supongo que es sencillo: si no sabes desactivarlas, no las lances. Aunque lanzar bombas está feo de todas formas. Pero, ¿y si el antiguo deseo de lanzarlas permaneciese ahí oculto? ¿y si se desarrollara solo?
¿Cuál es el parásito más resistente? Una idea. Sólo una idea de la mente humana puede construir ciudades. Una idea puede transformar el mundo y cambiar todas las reglas.La moneda gira y no siento ninguna inclinación por una cara u otra. Por fin hay calma, de la verdadera, de la que le ha ganado una merecida batalla al caos. Una calma imperceptible, de la que te permite mantenerte a raya y vivir con tanta facilidad como el tomar aliento.
Todo estará bien mientras la moneda siga girando y la bomba siga sin estallar. No quiero monedas, ni bombas... pero tampoco las hojas quieren caer, ni seguir para siempre en suspense, expectantes, colgadas del árbol.
Éste es del tipo de pauses que no incordia mientras se mantenga bien pulsado en mi cabeza. Prioridades. Ya no las tengo, no estoy lista.
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años
3 comentarios:
Calma interior...que bien viene de vez en cuando, eh??
Estos momentos hay que aprovecharlos. No hay nada mejor que tener la cabeza tranquilita y los nudos en el estómago bien desatados.
Es cierto que se puede añorar estar mejor pero también se agradece no estar peor.
Y que el río siga su cauce tranquilamente... =)
No ocultes tu arte!!!
Te quiero.
Estar tranquila está genial, y a mí me vendría muy bien estarlo de vez en cuando. Pero eso de poner una bomba, aunque no sea algo bueno, mientras q sepas qué cable has de cortar para que la bomba no explote, no pasa nada que de vez en cuando se hagan cosas que regalan a tu cuerpo una descarga de adrenalina y rebeldía, por qué no. Hacer cosas "malas" que sólo te afectan a ti, son muy saludables.
Salgámonos de las reglas gramaticales de nuestros cuerpos, y dejémonos llevar por una sintaxis érronea y destinada a tener un suspenso.
tQk
Publicar un comentario