¿De qué no sería yo capaz? Sin duda ésa es la pregunta, lo cual no quiere decir que haya una respuesta. La angustia casi siempre encuentra origen en cosas que ya han pasado o cosas que aún están, o no, por llegar. ¿Dónde se ha quedado el presente? ¿Cuánto tiempo dedicas a vivir el día de hoy?
No hay droga más dura que la imaginación. ¿Cuántos momentos importantes dejas en sus manos? No consigues evitar inventar algunos días, algunos viernes, algunas tardes... Si no estás en el lugar donde te gustaría, te lo inventas. Te imaginas en cualquier otra parte con cualquier otra historia mejor que la presente. Todo se debe, siempre, a tus altísimas expectativas. Odio que me metas tanta prisa y que me pongas el listón tan alto, tan alto que no llegue para poder bajarlo. Cada uno se crea su propia realidad y se cree inmerso en ella. A ti no te gusta la realidad que me has creado y por eso huyes continuamente de ella, obligándome a huir a mí también.
Crees demasiado en la gente, le das demasiada responsabilidad, porque en mí hace ya tiempo que no crees, o muy seguramente nunca has creído. Les dejas siempre el escenario para ellos solos y tú te limitas a ser un pasivo espectador del público que, lejos de dormirse, se queda con las ganas de levantarse del asiento. Pero entiendo que no creas en mí... nunca he aprovechado ninguna de las oportunidades que me has dado. Y ahora aquí me hallo, tratando de convencerte, intentando ser mucho más convincente de lo que jamás he sido, rogándote una oportunidad más.
Pero lo cierto es que no sé qué decir o hacer para ganarme tu amistad. Quiero estar ahí por ti. Estoy harta de verte quieta, sintiéndote muerta, inútil, inmóvil, dispensable, incapaz de hacer nada de provecho. Y el verte tan petrificada me está matando a mí también poco a poco. Sé que tienes sueños, pues tus sueños son los míos, y sé que si no lucho yo por ti, nadie lo hará. Sé que es mi culpa, por verlo todo siempre como una lucha que no tengo posibilidad de ganar. Pero también sé que crees en los cambios, en el poder de superación de la gente... sólo que nunca lo has experimentado en ti misma. Tampoco nunca lo has intentado de verdad. Intentar. Odio ese verbo, ése que a ti te encanta. Te pasas el día "intentando" cosas. Intentar es la excusa de los perdedores, su premio de consolación: "al menos lo he intentado..." Eso está bien para los demás, pero para ti misma no. No me convenzas de que está bien rendirse a tiempo. No me convenzas de que ya lo he intentado. Sólo conseguirás que yo siga odiándote, como te odio, me odio, y no quiero seguir haciéndolo.
Hagamos un trato: cogeremos todas y cada una de las posibilidades. Nos apuntaremos a cada oferta. Venceremos al miedo y nos iremos a darnos una vuelta, solas, tú y yo, tú sola, yo sola. Dejará de haber una dualidad entre lo que quiero y lo que hago. Sentiremos la grandeza de vivir cada vez que tome aliento. Sé que sí. No puedo explicar por qué, sólo sé que sí.
semillas amarillas, semillas rotas de nuevo.
Hace 6 años
2 comentarios:
No pienso que intentarlo esté mal... pienso que es un error de concepto, desde el principio. Que sólo tendremos capacidad moral para decir "Lo intenté" precisamente cuando sea en pasado; no nos podemos plantear un reto como "voy a intentarlo". No, estoy de acuerdo contigo, esa no es manera. Hay que hacer las cosas, echarle huevos, y después evaluar los resultados, lo que hemos sacado contra lo que hemos gastado, fría y económicamente. Aplícate el cuento, dirás. Sí, debemos aplicárnoslo todo, panda de amigos automartirizados que se revuelcan en sus propias ralladas.
Pero no me parece mal, creo que es una etapa; por eso confío en que llegará un momento en el que saque moralejas de todo, aprenderé y afrontaré la vida de tal manera que poca gente sabrá afrontarla tan bien como yo, porque quizá no hayan aprendido tanto de sus miserias. Porque, tengámoslo claro, nuestras vidas son geniales, siempre que no seamos de imaginarnos otra mejor. Y soy un friki con imaginación para rato jajaja
"seamos capaces d imaginarnos" ¬¬''
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