Que no me da la gana pasar media vida buscando esa frase que tal vez ni exista - Extremoduro.

Riot Van

jueves, 2 de enero de 2014 by Chio Eme
Nobody told me.
Nunca supe que un día de estos podía levantarme tan extrañamente tranquila, que no reconfortada. Cuando llega la calma, ¿a dónde miramos para dirigir una mirada agradecida? 
Quién lo iba a decir. Que un día de estos mi cerebro iba a decidir dejar de estar sobreactivado, dejar de sobrecargarse con el peso de los miedos sin sentido. Que un día iba a venir la calma, dispuesta a sacudir mis malos hábitos.
Hace cosa de cuatro años que siento que soy menos persona que antes. Vino el caos, me miró a los ojos, y no hubo tierra que me tragara, por lo que hizo de mí su títere. Desde entonces he balbuceado - probablemente lo siga haciendo -; he vomitado mi propio ser hasta quedarme vacía de historia, vacía de luz y de todo residuo de amor propio.
Y he olvidado que sólo así, a través de este inércico golpeteo de teclas logro inventarme. Que hace ya tiempo que descubrí que conocer no es un verbo que pueda aplicarse a uno mismo.
Golpeteo que he rehuído y sigo rehuyendo, porque cocina una mole incomestible. Una mole que no quisiera nunca que fuera mía. Pero lo es. 
Avanzo, aún, como con miedo. Miedo de abrir estas compuertas, de acabar exponiendo demasiado. Mi mayor ambición el primer día de colegio siempre era pasar desapercibida; así, da gusto.
Y odiaba, y me odiaba. Y hubiera jurado que era cierto que uno es siempre su mayor enemigo. Pero no es cierto. Creer que uno sea saboteador de su propia vida, a juzgar por cómo lo han ido conduciendo sus comportamientos o instintos, no es sino creer que uno sea, en gran medida, una persona libre. Y no lo somos.
Sólo ahora comprendo que nunca podré darme las gracias por levantarme con el pie acertado, porque nunca habré sido la artífice de ello. Y sólo así he logrado entender que tampoco puedo recriminarme por no hacerlo.
Uno no elige su manera de ser. No nace con la libertad de hacerlo. Tu experiencia, tu aprendizaje, tu historia van dándote las herramientas para modelarte o intentar hacerlo. Tu fuerza de voluntad y amor son la clave en cómo terminas siendo. 
Pero son tus semillas, tus células madre - las mismas que, gracias al azar genético, te hicieron moreno en vez de rubio - las responsables de tu carácter, de tu esencia o manera de ser en último término. 
De modo que gracias, recombinación genética, por permitirme un día de paz entre la tormenta que a veces parece ser esto. Ya nunca más me odiaré, ni seguiré esperando a quererme. No soy libre, soy limitada, y supone un alivio.
Posted in | 0 Comments »

0 comentarios:

Publicar un comentario

ADD THE SLIDER CODE HERE